En la Casa Sosegada María Victoria Camacho y Camila Encinales, hablaron de la historia, su labor de protección y conservación de uno de los lugares mejor conservados en Barichara. Se trata del Bioparque Móncora que este año esta cumpliendo 15 años de su creación y bien se le puede  considerar; santuario a la flora y fauna que da suelo a más de 7.000 arboles en 6 hectáreas ubicadas en la cabecera del pueblo.

Camila y Vicky han dedicado tiempo y trabajo invaluables en la búsqueda de recursos para su mantenimiento y son sus más firmes defensoras y protectoras. Todos estos años han estado presentes haciendo oposición a que en sus terrenos, se construya o utilice con otros fines que no sea el de preservar y mantener la naturaleza que alberga.

«Cuando los arboles empezaron a crecer un poco dijimos: el objetivo de esto es que haya educación. Nos dirigimos a los colegios y empezamos en el 2011 el proyecto de talleres con los muchachos de bachillerato del Instituto Técnico Aquileo Parra. Los estudiantes empezaron a subir al Bioparque y les dirigíamos actividades con la idea de que empezaran a conocer los arboles del Bosque Seco Tropical. Los senderos que existen los hicimos con los estudiantes. Cada estudiante a cuidado un árbol que se le ha asignado. Hoy en en día es un gran bosque. Ha sido un trabajo voluntario maravilloso».

Primero se llamó Bioparque y la idea era sembrar bosque para recuperar los terrenos de propiedad de la Asociación Aquileo Parra Amigos de Barichara. Después Bioparque Guane, porque mucho de lo que hay en Barichara se llama Guane y finalmente llegaron al nombre de Bioparque Móncora, cuando se enteraron que en dialecto Guane, Móncora significa Madre de Agua. Un nombre sonoro y diferente que se le dio desde el 2008, cuando se logró convencer a un grupo de personas de no construir viviendas y si reforestar los terrenos, donde no había ni un solo árbol, pero si  un increíble potencial de recuperación y espectaculares miradores  que permitían ver el paisaje dotado de extrema belleza de Barichara y sus alrededores.

Fue en febrero 2009 recuerdan muy bien que surge la idea de sembrar para recuperar y conservar los terrenos. Entonces decidieron empezar una siembra no sin antes preguntarle a todos los campesinos de qué, cómo, dónde porque era un extensión de tierra inmensa con cercas de piedra. También se asesoraron de Pedro Gómez y Javier Martínez para que ayudaran a diseñar trazados y sembrar los primeros arboles de Caracoli, Nauno, Arrayan, Tachuelo, Caucho y varios más que hicieron parte de las lista de los 500 que dieron inicio a la restauración que ha dejado grandes satisfacciones y hoy, un gran motivo para celebrar su cumpleaños, mostrar lo que se ha logrado con compromiso y confirmar que que si puede crear y conservar espacios como este.

Los resultados de tantos años de trabajo cada vez son más visibles en sus senderos bien trazados, el orden y la limpieza que se nota en las caminatas, adecuados reservorios de agua y espacios para estar, que lo han convertido en escenario de armonía para la reflexión, la meditación y la conexión con la naturaleza al contemplar el majestuoso paisaje y gran diversidad de plantas, flores, aves, insectos y animales pequeños que hacen de este un templo y santuario a la biodiversidad. 

 

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