Villa de Leyva y Barichara, un paralelo inevitable.

Por Guillermo Torres Mojica 

Según los principales medios de comunicación, Villa de Leyva y Barichara se disputan el título del pueblo más lindo de Colombia.

Y hace poco la famosa IA (Inteligencia Artificial), coincidía según su análisis en esta misma apreciación. Por lo anterior, el ejercicio de hacer un paralelo entre los dos pueblos es inevitable. Para hacerlo, se me ocurre desarrollarlo en los siguientes ejes transversales: arquitectónico, turístico, cultural, ambiental y patrimonial.

En lo arquitectónico, lo más relevante es su particular casualidad de haberse conservado relativamente intactos a través del tiempo y poder ofrecer en pleno siglo XXI su hermosa arquitectura colonial. Villa de Leyva con 450 años de fundada y Barichara con 319. Este fenómeno providencial de su conservación, se dio por diferentes circunstancias históricas y socioambientales; pero el resultado fue la preservación arquitectónica en el tiempo y el espacio, siendo ésta su atractivo turístico principal.

En cuanto al aspecto cultural, podemos apreciar que los dos pueblos, se han convertido en iconos culturales a nivel nacional debido a la cantidad y calidad de eventos e iniciativas, hecho que los convierte en modelos de turismo cultural y en poderosos imanes para públicos selectos.

En lo ambiental, podríamos identificar, que si bien es cierto Villa de Leyva cuenta con abundantes recursos naturales, como el Santuario de fauna y flora de Iguaque, hecho que se traduce en generosos servicios ambientales, en especial el del recurso hídrico, éste se encuentra en riesgo debido al fenómeno del calentamiento global y por el aumento de la demanda para el servicio público debido a la alta densificación urbana. Lo que se replica en Barichara, donde en contraste la escasez de agua es mayor y el número de usuarios de la población local, sumado a los acelerados procesos de urbanización, coinciden en una problemática muy delicada en la que se pone en riesgo la sostenibilidad del recurso a corto y mediano plazo. 

Lo positivo en el tema ambiental, es que ambos pueblos mantienen todavía una alta biodiversidad, circunstancia propicia para el desarrollo del turismo científico y de observación de aves.

Finalmente, y para terminar este paralelo, los dos pueblos pertenecen al selecto grupo de los pueblos patrimoniales de Colombia y poseen tesoros artísticos religiosos, folclóricos, artesanales, gastronómicos, e históricos de alto contenido y significación patrimonial que los hace únicos en Colombia y en el mundo.

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